"El ser humano es humano porque se rebela contra su destino de especie, no admite ser un animal más. La vida humana tiene bios, pero también tiene zoa, la parte que compartimos con los animales. Pero hay un bios que es intrínsecamente humano, la cultura.
A través de la cultura nos rebelamos como especie contra nuestro destino genético, que es el de ser meros transmisores de genes. Al mismo tiempo, cada uno de nosotros se rebela contra la especie buscando el bienestar, la felicidad, cada uno a su manera.

La humanidad gana cada día más poder, pero menos felicidad. El pleno disfrute del "zoa", nuestra existencia animal, está en contradicción con nuestro crecimiento como especie culta.
Si no fuéramos rebeldes, seríamos monos, nuestros primos los primates, que no se han rebelado. La actitud crítica es consustancial a la humanidad, pero la crítica es consecuente, no la queja, que carece de contenido.
La crítica implica resignación porque para lograr algo hay que renunciar a tenerlo todo. La tendencia a lo absoluto de la humanidad empieza a ser manejable cuando se acepta esta situación.
Espero que la próxima generación sepa salir de esta rebelión mejor que la actual. Quienes han crecido en el progreso piensan que tal vez eso tenga algún sentido. Los astrofísicos te dirán que en la inmensidad del universo, somos apenas un parpadeo. Pero aun así, existimos, estamos aquí.
Texto extraído de la entrevista al periodista Lluís Amiguet, publicada por Sergio Lozano en La Vanguardia en julio de 2020